“Triunfar sobre toda tentación que nos precipita a la cañada de la fanfarronería, requiere de la voluntad de ser santos, esa que no proviene de nuestra calidad moral, sino de una real pasión por su presencia”. (Cosme).
De algunas manera. Dios busca que cuando nos andamos en caminos que sean de nuestra normalidad; El puede sentir nuestra forma de vida desde el interior cuando exodren cosas que los perturban; cuando existen situaciones que a pesar de estar las llevando a cabo no nos permiten tranquilidad. Él no se cansa de luchar por nuestros corazones cuando están afligidos o cuando se han desviados de su presencia. Escucha aún aquellos que cayendo en las garras de la oscuridad, desean sábados o salvados o auxiliados a enfrentar lo que su propia voluntad humana le impide salir de donde están.
Hay quienes prefieren ser descubiertos en sus debilidades para salir de esos momentos que solo roban paz y tranquilidad. Que no permiten estabilizar quien eres. Él busca enderezar esos caminos que al hombre le parecen rectos y perfectos, y son senderos de destrucción. Está en nosotros también abrir nuestra conciencia y darnos cuenta de los mensajes que Él intenta enviarnos para que reaccionemos.
Está en nosotros mirarnos y saber que si queremos cambiar debemos hacerlo de forma real desde dentro. Para no parecernos a los fariseos que mandaban pero no iban; que decía pero no hacían; que no era ejemplo de sus semejantes ni de sus familias. Solo veían la ley de Diosa orden su conveniencia y egoísmo. Acomodaban la Palabra a sus acciones. Se que lo dices.