Hace tiempo el propio poder divino, las pruebas y las experiencias nos han enseñado que a nadie puedes obligar a cambiar o transformarse o a verse asimismo; así como tampoco puedes hacerle creer en Dios ni de su existencia. Como tampoco a los que han sentido y vivido la presencia del Altísimo, el mundo puede decirle que El no es un Dios vivo. Hace casi un año alguien me regaló un pedazo de papel que puede que no hubiese sido otro más en la vida que uno recibe. Por varias razones no me deshice de lo mismo, de quién provenía, es una persona amada y algo dentro de mí, repetía sigue esos mandatos que te van a servir de mucho. Hasta el día hoy lo tengo conmigo. Resulta que en los mismos textos al menos una vez al mes desde entonces, los recibo de otras personas o en alguna reflexión o alguna actividad. Creo en las diosidencias, como se qué hay un Jesús vivo. A veces Dios tiene formas de decirnos, “estoy aquí y no vas solo”. Como te lo dice a ti, lo único que a veces necesitamos detener esa máquina que no para que es el día a día nuestro, para mirarnos y reflexionar que estamos haciendo mal. Qué necesito revisar de mi, no por las personas, sino por ti mismo y todo a tu alrededor comenzará a girar de forma distinta. Tu alma se conecta con tu corazón y espíritu. Comienzas a ver la vida de forma diferente. Ayer no dio el tiempo para enviar todo esto y no crean que no me da temor a veces de enviar tantos mensajes pero lo hago de motivación y cuando entiendo El así lo cree, a veces ha sido por mi tozudez. Como les decía, recibí este mensaje de otro gran amigo, y ahí estaba el mismo pasaje que les mencionaba, (uno de ellos). Ojalá les pueda servir y cada quien tiene el suyo que El le tiene reservado. Solo déjate mirar por Él y déjalo entrar, te aseguro que daño no te hará ni te convertirás en fanático, porque eso es más ego que amor a Dios.
“No temas, porque Yo estoy contigo; no desmayes porque Yo soy tu Dios, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Isaías 41:10
El temor es uno de los azotes más grandes que bloquea al hombre, lo paraliza, que le impide avanzar hacia la meta y lograr los extraordinarios propósitos que Dios ha trazado para su vida; sin embargo, cuando entendemos por la Palabra de Dios, que El nos dice "Yo estoy contigo", es entonces cuando comprendemos que la solución que Dios nos da frente al temor es "Su Presencia".
Solos no podemos levantarnos a actuar y proseguir sin desmayar. Es mediante la oración y búsqueda de su Presencia que somos fortalecidos, pués la respuesta no se hace esperar, como nos asegura el profeta cuando escribe "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en Ti ha confiado".