“Has visto crecer un árbol frente a ti? Pues toma en cuenta que aunque por fuera no veas crecer nada, por dentro está sucediendo. Jesús hizo saber algo que en su momento no se entendía así cuando dijo: —Mi Padre aún hoy está trabajando, y yo también trabajo. (Juan 5:17) Se tus convicciones, tu fe, tu compromiso. Tu corazón y tus manos sostengan el peso de sus palabras. El cumple siempre aunque a veces no entendamos en nuestras circunstancias que su realidad siempre será más grande que la nuestra, seamos fieles, determinados e inconformes con logros sencillos y cotidianos, porque ciertamente Dios traerá consigo tu compensa. Sé fiel, guárdate, cree, alimenta tu porvenir, sacrifícate, no desmayes, porque no serás confundido, ni mucho menos avergonzado. Con Dios podrás y vencerás”. (Cosme).
Estar y seguir a Dios no es un trabajo fácil, porque requiere entregarte sin condiciones y la mayoría de las veces trabajar elementos en ti que quizás tú no poseas y necesitas reconocer o asimilar. Quién puede mirarse desde el alma y saber que la mayor fortaleza te viene de tu humildad y de qué pues estar dispuesto a recibir lo que te toca y a la vez entregar mucho de eso a los demás. Es una manera de hacer que veamos a Dios desde nuestro interior hacia afuera. Es una forma de saber que su presencia te brinda todo lo bueno que necesitas para transformarte en la mejor versión de ti mismo. No dejes de luchar junto a quien nunca te ha abandonado ni se alejará de ti, no importa las circunstancias. Créele.