Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

lunes, 8 de octubre de 2018

¿Qué nos pasa?


En esta sociedad en la que hoy estamos viviendo, son muchos los valores que se han ido perdiendo.

Aún recuerdo que una de las reglas que aprendimos en nuestro hogar, era que, a nuestros mayores, así como, a nuestros profesores, debíamos mantenerle respeto. Aún hoy día, nos dirigimos quienes fueron nuestros profesores, como tales, aun pudiéramos considerarnos colegas. Sin embargo, se me hace difícil decirlo de otra manera.

Lo mismo sucede, cuando se hace necesario expresar las gracias a alguien que nos ha ayudado o atendido, mirarlo a la cara y agradecer.

Por igual, brindar el paso a quien camina frente al vehículo y pretende cruzar la calle y lo mismo, para el vehículo que intenta pasar o dejar el carril derecho vacío para que fluyan los carros que van a doblar.

A propósito de todo esto, el otro día ante un hecho que segó la vida de un joven empresario en la carretera del Este, mientras estaba impedido de salir del vehículo en que se transportaba, había personas filmando todo para subirlo a las redes, en vez de proceder ayudarlo o evitar que las imágenes fueran vistas por todo el que deseare hacerlo. Esto se repite de forma constante, con el mayor descaro.

Hoy día vemos como existen ciudadanos que cuando violan la ley de tránsito, al cruzarse una luz en rojo, en horas de transito fluido, son los primeros que se molestan porque les llaman la atención, no sabiendo el gran riesgo que corre quien actúa de esa forma y al que expone a los demás.

Estamos viviendo en una sociedad en el que, desde la familia, no están saliendo los mejores valores y ni principios y eso es lo que está llegando a las calles y a todas partes. Se ha descompuesto el sistema social bajo el cual vivimos.

Hay como si hubiera una falta de conciencia para pensar en el otro. O en mantener un respeto por el bien ajeno o el bien que es común. Y resulta que cuando usted reclama, sale al final siendo el villano, porque ha querido que se mantenga el orden y las reglas.

Aquí el ciudadano: decente, honrado, y responsable; es visto como un espécimen raro y que no se corresponde con el medio en que nos desenvolvemos.

Debe resultar de preocupación, el hecho, de que una sociedad donde no se toma en cuenta a la hora de valorar puestos públicos, lo que menos se toma en consideración, es si tiene o no méritos suficientes. Son otros los parámetros que exige el orden social de hoy, más bien, quien pueda exhibir mayor “viveza” y tigueraje y que esté dispuesto a ejercerlos sin escrúpulos. ¿Qué nos ha pasado?