Un buen amigo me envió esto para iniciar la mañana. Y lo comparto.
Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes por delante. Proverbio 4:25
Hay muchos motivos de distracción a lo largo de esta vida, voces, muchas voces, luces, filosofías atractivas. Por eso Salomón nos advierte en el capítulo 4 de los proverbios: "Que tus ojos miren lo recto".
¿Alguna cosa no está funcionando como debiera en tu vida profesional, familiar o personal? Entonces mira, no con los ojos, sino con el alma. Pregúntate a ti mismo, en la recámara íntima del corazón: "¿Estoy andando en el camino correcto, o en algún momento, en alguna circunstancia, perdí el rumbo?
Perder el rumbo es perder el control y perder el control puede ser fatal, no solo para ti, sino para tanta gente que vive a tu alrededor”.
Muchas veces cada ser humano puede tener o encontrarse en el camino con disímiles situaciones y cosas que por lo regular tienden a sacarnos y desviarnos del camino que nos ofrece paz, tranquilidad y control de nosotros mismos. Es por eso que como en mencionado en diversas ocasiones, “estén atentos y cuidado con lo que el mal no viene de fuera sino desde dentro, de nuestro interior". Y es por eso que depende en esa parte de cada uno de nosotros de cada uno de nosotros el cómo lo asumamos. Dependerá de nosotros si permitimos que no alejarnos de su presencia. Junto a Él podemos encontrar fortaleza y a la vez, no perdernos en el sendero que su luz nos muestra.