“Los niveles de amor y de compresión de nuestro Padre celestial no son comparables a ninguno que hayamos visto en el mejor padre terrenal conocido. En una forma magistral nuestro Señor Jesús entrega otra gran enseñanza, como miles escondidas en cada una de sus palabras, cuando explica el “Padre Nuestro”. Generalmente oramos a la inversa. El orden enseñado es: primero pedimos pan, luego perdón. Dios, ante todo, es padre y luego juez. Va a bendecirte de todas maneras, no puedes comprar ni manipular la gracia divina. Él es extraordinariamente, bueno! Conoce que sus bendiciones nos transformarán y su pan nos saciará. No nos bendice porque lo merecemos, lo hace porque nos ama. Él te dará lo imposible, lo complicado y el pan necesario para cada día!”. (Cosme).
Si hay alguien que nos conoce luego de nosotros mismos desde el interior, es quien nos ama desde siempre, Dios, vivo en Cristo Jesús crucificado. No importa si estamos en las buenas o en las malas, no deja de ser fiel a su amor por cada uno de nosotros. Es cuando, tal como decimos ayer, queremos creer que podemos obviar nuestra conducta y comportamiento y pensar que Él no nos mira como todo Padre que se preocupa por sus hijos. Así es que debemos nosotros ser coherentes, porque así como amamos los nuestros y llamamos la atención ante cualquier situación, debemos ser su guía y luz y ejemplo ante la vida. Asimismo, hace el Altísimo, nos marca el camino esperando que podamos ver y seguir. Nos da la fuerza cada mañana al iniciar el día, para enfrentar todo lo que nos toca. Nos ofrece lo que necesitamos para cada batalla y nos cuida en cada proceso.
Oración para quien la pueda necesitar.
Que lo único que libera día a día, es la fuerza de la verdad, si pero la de Jesús, no aquella que acomodamos a nuestra conveniencia e interés. Esa nos carcome por dentro y no es por otra cosa que estamos sintiendo desde esa parte de la conciencia y esa, si somos reales en Dios, nos va recordando lo que no estamos siendo frente a Él, no a la gente, porque con esta última, es fácil quedar bien y fingir con apariencia de lo que no es la realidad.
Lucas 8, 31-38: “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”.
No permitas que nadie nuble tu fuerza esa que te llega de la confianza que has encontrado en cada esfuerzo que has hecho. No permitas que nadie te robe la plenitud que has podido lograr a base de muchas batallas. No dejes que nadie te aleje de la presencia que has logrado con el poder divino. Solo tú eres capaz de destruirte si no te amas como debes.