“Cuando has dejado de creer en ti mismo o no crees merecer que alguien pueda creer en ti, el amor transforma todo. No siempre el amor viene vestido de seda, en una alfombra mágica o con chocolates, pero es fiel como el rayo mañanero que le arranca las sábanas a tus pesadillas para decirte dulcemente “que cuando todo en tu vida parece caerse en pedazos es justo cuando por fin caerá en su lugar”. (Cosme).
El ser humano está acostumbrado a controlarlo todo. A tal punto que solo tomas Dios en cuenta cuando tiene dificultades y desea toda ayuda. Sin embargo, cuando es que nosotros queremos dirigir creemos que Él está allá esperando y al amparo de nuestra voluntad. Y de buenas a primeras, Él nos sorprende con su presencia, y nos hace ver su omnipotencia ante lo que no puede explicar la razón humana. Es por esto que, con Él todo lo que es posible para nuestra lógica, lo es cuando siempre lo tienes a Él de corazón.