A veces debemos aprender que para que las cosas quieras verlas de forma distinta o que otros puedan ver algo diferente en ellos mismos; debes tú ser el que muestres que es posible confiar en quien te ha mostrado el camino. Eres tú quien con tu ejemplo y accionar debes indicar que un corazón actuando en forma distinta, puede notarse la presencia Divina en sí misma. A veces simplemente nos cansamos de luchar o hay quienes pierden toda esperanza porque han caído o en la rutina o se han rendido. Cuando te permites levantarte después de haber caído, no hay derrota sino más bien aprendizaje y con el vivo deseo de hacerlo mejor que el ayer. Es solo cuestión de querernos dar oportunidades que Él mismo Dios nos ha mostrado, pero que hemos sido renuentes a verlas porque solo nos hemos concentrado en ver lo que nuestro orgullo o ego nos han permitido. A veces dejemos que el cansancio agote nuestras fuerzas hasta para creer y por esto debemos buscar su presencia en cada instante o en cada detalle de la vida, es una forma de renacer y querernos bonito. Busquemos ser luz, y no la sombras de los demás que roban toda esperanza.
Deja que la magia de tu espíritu domine tu mente y los pensamientos que te han alejado de la esencia de lo que es el amor. Así te permitirás ver de lo que es capaz de hacer en ti cuando le permites que obre desde dentro de ti y puedas estar viendo con los ojos del alma y no quedarte en lo que miras hacia afuera.