Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte.
Desde 2 de Junio de 2024.

sábado, 8 de septiembre de 2018

Reflexión del Día

“Restaurar, en el lenguaje bíblico, significa que Dios recompondrá las cosas “de manera mejor” que la original. El punto de partida de Dios para restituirte los daños, sin importar los años; puede ser el caos, pero Él traerá orden; tal vez la descomposición, pero traerá sanidad profunda y absoluta; o la crisis, y traerá cambio y progreso, puede que sea la bancarrota, pero traerá abundancia. Quizás la adversidad derribó tu puerta, cual langosta de Egipto devastó la última hoja verde, llevándose la esperanza. Pero en Joel 2:25, Dios promete compensar, restablecer, reconstruir y restituir totalmente todo lo arruinado, devastado, destruido y eliminado. Dios está apasionado por hacerlo. Es lógico que pienses que el tiempo para que esto acontezca pasó, pero ahora comienza el tiempo de Dios”.( Cosme).

Los hombres queremos creer en Dios, pero nos cuesta creerle a su Palabra a su Pro Ema, porque hasta último momento creemos que podemos hacer las cosas a nuestro modo y plan, y luego que la puerta nos da de frente entendemos quien siempre ha tenido las llaves. Es cierto que tenemos el control solamente de nuestras decisiones, Él procura que lo escuchemos para que asumamos lo mejor para nosotros. Se nos hace difícil pensar que detrás de una tempestad vendrá calma; o que luego de grandes adversidades vendrá lo que reponga todo. En esa parte ciega, donde no podemos llegar ni ver, solo creer es que entra la parte de la fe que necesitamos tener y fortalecer para el espacio que Él necesita para mostramos su poder y su milagro en nosotros.

Una de las cosas que debemos aprender los seres humanos es a pensar un poco en los demás. No llegar a ningún extremo porque ninguno es bueno. Sin embargo, si tomáramos en cuenta como una vez nos expresó alguien "hay quienes piensan que el mundo gira en torno asimismos”. Esos así no pueden ver el dolor, angustia, necesidad, ni comprender a los demás. Porque solamente nos quedamos en los ojos puestos hacia nosotros mismos y caemos en el peor yerro, el egoísmo. No sabiendo qué daño provocamos a otros, y el que nos hacemos a nosotros mismos y por ello sufrimos consecuencias de las cuales debemos aprender, no para castigarnos, sino para transformarnos; para encontrar dónde nos perdimos con el alma y recuperar nuestra conexión con nuestra mejor versión. Esa que adiós desea para cada uno.

Dicen que al dar, estas recibiendo el mayor regalo, porque llega directo al corazón. Es mejor ofrecer lo bueno que tenemos y no aquello con lo que hemos lastimado o que lo que nos han lastimado. Sino con el mismo amor que nos ofrece el Altísimo cada mañana y espera lo más excelente de quienes somos.