Dicen que somos aquello que pensamos. Otros dicen: que somos aquellos que sentimos. Otros establecen: que somos nuestras circunstancias. Sin embargo, en una y otra situación, al fin y al cabo somos todo aquello que permitimos que podamos tener en nuestro interior y en nuestros corazones. Eso es lo que muchas veces va dirigir nuestros pensamientos; acomodará o no las circunstancias en que estamos viviendo y definitivamente, nos definirá lo que sentimos.
Es tal como decimos en estos días, lo que daña o salva al ser humano de su propia destrucción o no, es lo que guarda en su mismo y qué hace con ello. Es como un tinaco, de ti depende de qué lo quieres tener lleno tu reserva, y de eso también dependerá qué tan cerca estás de Él para que puedas sentir su presencia y puedas recibir su ayuda o su fortaleza. Pero en gran medida, es de nosotros que depende de qué lo vamos llenando y que se queda y que no. Que Dios siga siendo la luz que nos guíe y nos permita seguir en su camino.