"Antes pensaba que la paz iniciaría cuando mis obstáculos cesaran. Finalmente, tomé conciencia que éstos eran parte inseparable de mi vida. Esta perspectiva me hizo entender cómo atesorar cada momento sin olvidar que el tiempo no espera por nadie. Que todo tiene su tiempo”. (Cosme).
Leí por ahí que debes ser agradecido cuando recibes bendiciones y atesorarlas, cuando recibes pruebas y lecciones, debes acoger la sabiduría que intenta dejarte. Debemos ir más allá de la experiencia que atravesamos en el diario vivir o en lo que nos toca. Nada hacemos con renegar porque de todas formas debemos afrontar lo que nos corresponde, por propósito del Padre o porque de alguna debemos asumir las consecuencias y crecer con ellas.
Bien dice Jesús: “se quedan en preceptos humanos y no llegan a los mandamientos de Dios, no sean hipócritas, prediquen con el ejemplo”. De que te vale escribir o hablar sino haces lo que Él espera de ti, solo cumples para los hombres no para Él. Valoremos el camino así como la llegada a la luz cuando recibimos la gracia de lo que hemos asimilado.