Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

sábado, 17 de febrero de 2018

Reflexión del Día

“La vida está mezclada con lo bueno, lo malo y lo feo y es nuestro deber entresacar lo precioso de entre lo vil, lo valioso de entre lo odioso y lo necesario de entre lo aparentemente inútil. La verdadera vida reside en nuestro interior, por eso una vida plena depende de ti. Al poner a Dios en el centro de ésta, siembras el árbol de vida que fructificará en todo tiempo. Ser feliz, tener paz, o prosperar dependerá de lo que siembras en otros y de cultivar inteligentemente aquello que pones en tu corazón. Cuando comprendemos que de esta vida nada nos llevaremos, entonces comenzaremos a vivir por lo único que nos podremos llevar. Recuerda que vivir es un regalo, vivir bien es un privilegio, vivir plenamente es una decisión”. (Cosme).

Buen día de esta sábado bajo buena temperatura. Alguien me dijo: “si crees en Dios debes permitir que los demás perciban cómo tú concibes a Dios dentro de ti”. Esto porque de nada vale que lo digas y tus acciones reflejen otra cosa. ¿De qué te vale decir que confías, pero dudas? ¿De que te vale decir que aprecias la vida, pero no reflejas esperanzas? ¿De qué te vale decir que amas, pero no tienes empatía más por los demás? Lo que siembras eso cosechas. Lo que tienes dentro de ti es lo que al fin y al cabo importa. No como en apariencia te vean otros, sino cual es tu conducta ante la situación de los demás. Que quien esté a tu lado sienta que está acompañada y que siente la mano del Todopoderoso a su lado. Es mostrar en pequeños detalles lo bueno que llevas dentro, pero que sea real. Si deseas o no vivir con amargura o desencanto, es tu decisión, pero sería fatal desaprovechar una vida en eso. Por eso no te separes de lo que Él supone en tu vida que siempre, siempre, querrá lo mejor para ti y quien lleves su mensaje. Vive de forma plena y en gozo creyendo en su palabra. Eso es vivir.

El vino a salvar a aquellos que están cansados y agobiados. Aquellos que se sienten enfermos, pero no del cuerpo, porque primero están la dolencia del alma o el espíritu cuando lo agotamos o lo suturamos o lo dejamos que se quede vacío. Él vino a transformar y guiar a la luz al desorientado y al que está perdido. Él vino a salvar a quienes han pescado y no desean seguir su vida. Él vino a salvar a quienes buscan paz y tranquilidad y no la pueden encontrar en lo terrenal. Dale tu mano.