A veces nos complicamos la misma existencia por nuestra forma de pensar y hasta por asumir actitudes que no se corresponden. A veces nos quejamos en demasía y dejamos que la vida se nos vaya entre las manos como agua y sal. Olvidamos por instantes, que la vida son momentos, queremos pensarla a largo plazo, y hasta perdemos la misma entre berrinches y enojos. Nos convertimos en ignorantes del vivir, porque le damos más importancia a cómo no vivirla que ha hacerlo. Dejamos de expresar; de sentir; en fin, de exclamar sentimientos porque siempre tenemos la bendita creencia de que tenemos el control de las cosas que son parte de la voluntad de Dios. Hay situaciones por las que nos angustiamos y no hemos aprendido que cuando la ponemos en sus manos, nos liberamos y acrecentamos nuestra fe. La vida bien lo dicen la escrituras, es un solo soplo, aprendamos a vivirla a plenitud y a cada paso con, amor, pasión y alegría. Es una mejor forma de darnos cuenta que mucha de esa felicidad que buscamos, depende en cómo deseamos verla y crearla. No dejes tampoco de lado al Altísimo que Él tiene mucho que ver en lo que tienes para hacerte feliz. A veces somos nosotros mismos que colocamos los obstáculos para no verlo así.
