Dicen que: “lo último que se pierde es la esperanza”. Y es que en ocasiones apremiantes y que se requiere derrotar muchas situaciones que no están a tu alcance, es no dejar de mantener tu fe fortalecida; es no darle cabida a la angustia y a las preocupaciones, que fácil entran, pero difícil de marcharse de ti, aunque no son bien acogidas, a veces tendemos esa parte humana a retenerla porque buscamos algo lógico a nuestras interrogantes o queremos respuestas ante tantas cosas; o deseamos cambiar una situación; sin embargo, todo está en cómo asumimos en lo que creemos y qué lugar le brindamos a Él ante todo eso que nos intenta derribar. Dicen también: “nada se oculta bajo el Sol y de ser así Él le quitará el manto o velo que lo cubre para hacerse ver”.
A veces dejamos de lado su presencia y la fe, creyendo que podemos manejar todo, incluyendo a Altísimo. No menospreciemos la cuerda de la fe, tanto para levantarnos cuando más caídos estemos, así como cuando nos hemos alejado, y caminamos perdidos o confundidos, y Él nos necesita hacernos regresar, te hará ver su presencia y lo que es mantener la fe hasta último momento. Es ver y sentir lo que aún no tienes y recordarte que está por encima de todo, hasta de nuestra inteligencia.