“el Quedarse en la caverna de la traición, en el pantano de la amargura o en la copa rota del rechazo puede ser muy peligroso, las sombras impenitentes de la depresión, el miedo, la soledad del abandono y la auto conmiseración nos llevarían de un abismo en otro en un oleaje asfixiante.
El brazo fuerte de Dios está ahí vigoroso, extendiéndote gracia, misericordia y protección emocional, física y espiritual frente a todas tus batallas. Él te dice: te sostengo de tu mano derecha, no temas, yo te ayudo. ¡No necesitas que te lancen una cuerda, ni te permitas soltar la toalla y dejarte atrapar por el desaliento. Abrázalo como un niño… Su amor nunca falla! Las sombras del desamor son muy amargas, pero la luz de su presencia todo lo cambia”.(Cosme).
A veces la peor actitud o postura es dejarnos caer en las preocupaciones y en pensar que todo va mal o que no hay salida. Ningún pensamiento negativo mientras estamos batallando contra muchas cosas propias o que nos llegan, hace bien para el ánimo y la motivación, si quiera para el día a día que nos toca es de provecho. Es como iniciar cada tarea con una piedra amarrada a la espalda de por si ya llevas carga de lo que se te presenta para que encima de ello le coloquemos piedras. Lo peor es que a situaciones le pongamos nosotros mismos nuestro peor ánimo y voluntad. Vivimos convencidos que a solas no podemos salir de lo grande pero tampoco de lo pequeño, sino reconocemos que en cada paso está El que nos escucha y nos da la mano en cada adversidad. No seamos muy duros con nosotros mismos porque haremos lo mismo con los otros y a veces no nos percatamos de ello. Tal como le dije a una persona querida hace ratito, perder la fe y alejarnos de su entorno y quedarnos en nuestros pensamientos, es quedarnos a solas, desamparados y sin armas.