Hace unas semanas tuvimos en nuestro espacio radial, a todo un ejemplo de esfuerzo, dinamismo, emprendedor, visionario y gran dominicano; el ingeniero, Hendrik Kelner. De las muchas cosas que estableció, algunas de ellas se me quedaron en la mente.
Una de tantas, fue el gran concepto que tiene sobre la lealtad, cuando dijo: “Tengo 66 años y he trabajado con una sola palabra: lealtad. Lealtad con mi equipo de trabajo, lealtad con mis trabajadores, con mis suplidores y lealtad con mis consumidores”.
“No quisiera perder jamás la lealtad y el compromiso con mi país, así he trabajado y he sido altamente recompensado”. Que tan importante resulta para este hombre sencillo, afable y humilde; que el buen trato, respecto, confianza y respaldo; desde sus empleados hasta su país. Prefiere tener un buen producto que sea reconocido como llegado desde República Dominicana a playas extranjeras, que haya tenido que estar involucrado Procigar, como entidad, a que su empresa sea la que se beneficie de forma particular.
Nos mostró a todo el equipo que en ese momento le hacíamos la entrevista, que este país requiere de personas más comprometidas de forma real y auténtica, que no solamente se vea el beneficio individual que cada quien persiga, porque en la medida que nuestro país crece y se desarrolla de forma integral, lo hace para todos y no para una clase, sector, o ámbito en forma particular.
Nos llenó de satisfacción y orgullo que existan personas de la calidad y concepto de este amante del tabaco dominicano. Que sea capaz de despojarse de su interés netamente mercurial y ambición personal, para no anteponerlo a los intereses nacionales y a sus conceptos y principios.
Asimismo, indicaba, que la familia no se cuenta o pesa por el número de miembros que pueda haber, sino por el nivel de comprensión de la misma. Habla sobre lo que supone la sensibilidad de quede existir en cada seno familiar dominicano.
El concepto de lealtad implica entrega, fidelidad, compromiso, integridad y seriedad. Mucho de lo que necesitamos como país, que se sigan viendo como ejemplos personas así, y que sean principio y no excepciones a la regla, como tenemos en un orden social como el que padecemos hoy, donde el rastrero y el sinvergüenza valen igual que la mujer y hombre honesto.