Alguien me dijo “varias cosas pueden hacer cambiar de forma real a una persona y transfórmala: quiebres emocionales, la conciencia desde el alma, la culpa, reconocer que has perdido todo y el verse descubierto". Y a esa persona querida le agregué; el que hayas podido tener un encuentro con Dios. No importa muchas veces qué te ha podido hacer ver con los ojos del espíritu lo que antes era imposible siquiera de que lo reconocieras, lo importante es darte cuenta y qué logras hacer con ello. Hay quienes no lo aprecian ni valoran y es como saber que se tiene un tesoro pero no lo sabes utilizar ni darle facultad. Son como aquellos talentos que Jesús le dio a tres siervos, solo dos aprovecharon lo dado y lo multiplicaron, sin embargo, uno de ellos, no hizo nada con el mismo. Así nos sucede a nosotros cuando desdeñamos las virtudes que Él nos muestra y nos ofrece detras de prueba. O nos quejamos en demasía;. O nos llenamos de ira y encono; o perdemos fe y fuerza; o culpamos de todo a todos. En la forma en que utilizas lo que recibes y hasta en el temor a Dios porque desafían su poder perdiendo todo lo que te ha puesto ante ti y lo desaproveches; lo maldices o simplemente lo dejas perder y tirar por la borda: son maneras en que podemos reflejar el poco amor hacia lo que Él nos muestra buscando que veamos lo que debemos para sacar de nosotros le mejor versión. Finalmente, esa misma persona me dijo, hay varias cosas en el ser humano que le ciegan; la ira; el encono; la maledicencia (egoísmo, lujuria, y envidia); y la soberbia. Debemos cuidar que nuestros yerros sepamos aprender de ellos y evolucionar y evitar la crueldad que ellos producen cuando lo vemos en otras personas. La bondad y la comprensión son parte de la madurez que alcanzamos cuando Dios entra en nuestros corazones. Aprendamos a valorar los regalos de Dios y que buscamos ponerle fecha para apreciarlos, al final, cuando querríamos, ya no estará ahí posiblemente.
