Alguien querido me dijo: “Que la vida y en lo que te relacionas es como un pastel. Cada quien debe saber cuál es su parte del pastel”. Esto es que parte este toca a ti resolver de ese todo. Hay cosa en las que solamente tienes el control de tu parte de lo que te corresponde. No de las otras partes del mismo pastel. No puedes obligar a otros a hacer lo que desees a menos que ellos o Dios decidan lo contrario. Solo te corresponde poner de tu parte y contribuir a que ese todo se consolide y no se divida. Pero no puedes intervenir en lo que otros pueden o deben o tienen que hacer.
Entra en esto un poco de lo que es la confianza, esperanza y fe que colocamos en Dios, confiados en que hará su voluntad de la mejor manera y completará aquello en lo que solo te resta confiar en que sea acorde tu deseado a su voluntad. Recuerda: solo tienes control de aquello que es la parte tuya del pastel y es esa la que debes tratar de que no se dañe y cómo la levadura sea capaz de crecer, transformarse y sea servible y útil para las demás porciones y para ti.
Dicen que uno de vivir agradecido del Todopoderoso cuando puede encontrar quien te oriente y te conduzca por el camino de la sabiduría y de la fortaleza de tus debilidades. Cuando puedes con su ayuda sentirte complacido porque te permite seguir luchando. Alguien me dijo una vez: “me gusta que los demás me subestimen, es preferible que crean que nada puedo o que no tengo la capacidad para llevar a cabo cierras cosas, porque el estímulo es mayor”. Y solamente la consistencia en la vida, es de vital importancia. Te ayuda a tener fuerzas, no solo en la parte exterior sino sobre todo en tu interior que es donde más debemos tener cuidado.
La persistencia es la que nos da respuesta y es la que nos lleva en algún momento a tener una fe fortalecida y capaz de ver más allá de lo que Noboa humanos pueden predecir, cuando te entregas a su voluntad. No olvido lo que otro gran amigo me dijo hace poco: “la constancia en seguir la voluntad de Dios”; esto último determina que tu control llega hasta un punto luego de ahí, la verdadera fe entra cuando dejas de preocuparte por aquello que no está en tus manos y sabes que Él seguirá siendo tu mejor guardián en todo momento.
Te apartará de la maldad; del maledicente; del mentiroso o quien oculta verdad; y de quien solo ve en ti un beneficio. Agradece cuando te das cuenta que pasan cosas a tu alrededor, muy buenas, y que no dependían de ti y sabes que solo Él fue capaz de hacértelas posibles. No te angusties ni temas, porque Él está contigo luchando y protegiendo de quien hoy camina con buen corazón.
