Hay veces que lo más difícil es encontrar paz en ti porque muchas veces depende de cómo pienses o estés pensando. A veces es difícil cuando no puede gritar a cuatro vientos para sacar o saciar impotencias. A veces cuando estás cargado de problemas lo más fácil es explotar por alguna lado y pagarlo con alguien. O cuando estás lleno de ira y encono, la única forma de encontrar tranquilidad momentánea. A veces hay decisiones que nos acompaña como consecuencias toda la vida y de la que debemos aprender, incluso de los errores ajenos que son espejos que Dios nos pone, no para juzgarlos o criticarlos sino para que veamos qué sucede cuando se toman caminos equivocados, cuando no somos precavidos ni cautelosos y solo pensamos con un egoísmo exagerado. Lo único cierto es que quien tiene la posibilidad ante toda incertidumbre o alejamiento de tranquilidad, que puede brindarte un gozo continuo y una paz real y verdadera es tener, como diría un hermano argentino: “la perseverancia y consistencia en la voluntad de Dios”; porque simplemente hay cosas que ya no están a nuestro control y soltar o permitir que Él obre, es una forma de buscar y alentar esa paz que solo Él la puede brindar.