"A la hora de bregar con sentimientos complejos sería bueno tener en cuenta el salomónico consejo: “¡Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida! Puesto que por seguir viviendo a nuestro antojo, terminamos muriendo colgados en una triste foto blanco y negro usando nuestro corazón como anticuado portarretratos… ¡piénsalo!
La ira es ese veneno que tomamos, esperando que el otro muera. La falta de perdón es la amarga raíz que dejamos que nos apriete el alma esperando que el otro agonice, en tanto que la indiferencia es la mentira que decidimos creer cuando no desarrollamos el valor de vivir la verdad y superar nuestra realidad, mientras con orgullo abofeteamos nuestra felicidad y la vida nos va robando cada oportunidad". (Cosme).
A veces hay realidades que tenemos que sobrepasar, no para complacer a otros sino para ayudarnos a nosotros mismos de todo lo nocivo que hayamos podido hacer, así como todo aquello que hayamos podido recibir. Es no quedarnos atrapados en el mismo laberinto o en el mismo proceder, porque no podremos tener alcance a mayores propósitos como los que Él espera de nosotros.