A veces queremos cambiar cierta cosas en nosotros mismos o en los demás. A veces deseamos entender algunas de las acciones que hemos llevado a cabo o la de los demás. A veces deseamos no someternos al poder de Dios, y queremos seguir teniendo el control de todo y las cosas seguirán igual de insatisfechas para ti y todo el que te ronde.
A veces nos cuesta entregarnos porque en ocasiones que lo hemos hecho, nos ha herido y hasta confiar en Dios nos cuesta, por eso nos duele buscar paz en nuestro interior. Todo esto lo comparo con el pasaje bíblico de María cuando supo la gran tarea que tenía, como alguien tan normal podía llevar a cabo semejante tarea; como alguien como ella que se veía humilde y pobre materialmente, podía recibir la mirada de Dios para que llevara en su vientre a su hijo. ¿Cómo podía enfrentar todo lo que estaba por delante? Decidió confiar desde el amor, y no desde la ira, el odio o la duda; en el Todopoderoso. Con el tiempo hay quienes aprendemos que sólo el verdadero amor transforma todo para mejor.