“Esperanza no es estar convencidos de que todo saldrá bien, es firme certidumbre de que de alguna manera lo que hemos estado viviendo tiene sentido y propósito porque Dios, nuestro pastor, está a cargo de nuestras vidas y tiene la potestad sobre nuestro destino. No hay despropósito ni siquiera en aparentes errores. Por tanto, descarta toda ansiedad residente en el alma, antes que nos preocupemos nuestro Padre nos entregó preciosas y magníficas promesas que superan nuestras expectativas. Ahora nuestra responsabilidad es “aceptar” el cuidado divino en cada reto y cada crisis. Hoy llena tu interior de la luz de la verdad divina, cree y entonces espera lo mejor de Dios. Nada extraordinario ocurrirá en tu vida si no sucede primeramente en tu corazón”.(Cosme).
El hecho de que tengas que pasar por dificultades o que en cada día exista una adversidad o tengas que lidiar con ellas, no supone que debas pensar que estás tienen que triunfar sobre ti o que no haya posibilidad de enfrentarlas. Si están ahí, tienes que asumirlas para seguir avanzando y desarrollando la fortaleza que desea Él para que tu fe sea probada ante todo obstáculo. Cuando sientes que nada más tienes, Su presencia lo es todo y no te fallará.