Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

martes, 11 de diciembre de 2018

Reflexión del Día

Hay situaciones o momentos o actitudes de personas que pueden causar decepción o desaliento. Procura verte en ellos y cuidar tus propias acciones y hechos que realices.

Hay quienes no pueden ver su propia destrucción. Otros la perciben y piensan que pueden controlarla y luego El les muestra quien tiene el verdadero control ante lo correcto.

Alguien me dijo hace tiempo y me lo aprendí de memoria. “quien busca cubrirse con la capa del mal, reniega de Dios, es una capa larga, que tarde o temprano tropiezas con ella, quedándote al desnudo ante Dios y los demás”.

Hace poco tiempo aprendimos que de nada vale demostraba otros lo que eres, cuando es natural o sale desde el corazón, se esparce solo quien eres en realidad. Aprendimos que el compromiso no debes hacerlo con los seres humanos, sino con Dios para que sea duradero. Usted sabe las veces que se ha jurado a usted mismo o por otros, y cuantas veces violó eso o cuántas veces no eran ciertas, solo tú y Dios lo saben? Aprendimos que cuando eres realmente tocado por el Dios a través de diversas formas que solo El sabe cómo llegas, solo te importa lo que El piense de ti y busque y vea en tu conciencia qué tanto eres fiel a lo que dices ser no a las apariencias que intentas cubrir, ya sea para mantener un careta o una apariencia de lo que supuestamente eres. Aprendí que quien mañana me juzgará por mis hechos y acciones es El, y miren que ese barbudo tiene los juegos pesados cuando se dice a recordarte de tus consecuencias, no porque sea vengativo, sino que El tiene sus caminos para como dice el Evangelio de hoy, rescatarte del letargo en que estás metido, como “oveja perdida”.  Hace poco comprendí, que nadie puede dedicarse a rescatar a otros, que eso debe ser un trabajo de cada quien. Solo si alguien te pide tu mano para apoyo; solidaridad; sostén; bondad; misericordia; entonces es ya una decisión de su libre albedrío, que ya ha podido ver que desea ser auxiliado o sostenido o levantado desde donde está. Hemos aprendido a saber que todo ser humano puede “renacer de las cenizas”, y que lo importante es que Dios sienta y vea eso. Les aseguro que tendrán un visión que ya no será de sus ojos, sino que observarán todo desde el alma. Quiero pedir excusas por escribir, solo espero a alguien pueda servir, como tantas reflexiones a nosotros nos han ayudado a levantarnos y a ser quien hoy somos ante los ojos de Jehová, que es lo que realmente importa. Porque a los seres humanos podemos hacerle de todo, y quien mira tu alma es quien la puede valorar, y saber si tienes bondad o maldad.

“No hay mal que por bien no venga, es el popular dicho y en la Biblia encontramos certeramente que “a los que aman al Señor todas las cosas ayudan a bien”. Nadie se quejará de sus situaciones si aprende y hace suya la realidad de que nunca se obtuvo una victoria sin ganar varias batallas, nunca se hizo nada nuevo sin intentar muchas veces, nunca se llegó muy lejos sin dejar todo detrás. Nada se gana sin dolor, sin compromiso, sin paciencia, sin sacrificio, sin fe o sin determinación. Por tanto la adversidad no es más que el primer gran escalón al triunfo, la primera lección sobre coraje, el mejor entrenador sobre perseverancia y la señal inequívoca de que corres en el maratón por los milagros”. (Cosme).

He vivido entre el esfuerzo físico y la voluntad. Siempre creía que ambas te daban o te permitían obtener lo que fuere.  Sin embargo, las experiencias de la vida te enseñan que de nada te sirve si en algún momento no llegas a cultivar o a comenzar a crecer tu parte espiritual. La verdadera fuerza no está en lo que puedas superar físicamente. He visto grandes músculos volverse nada ante grandes pruebas. Y personas que hoy combaten 3 tipos de cánceres en sus cuerpos y aquello que los sostiene, no es otra cosa que encontrar la presencia de Jesús en sus vidas.  He visto cómo ciertas circunstancias doblegan a un ser humano, ante un vicio; debilidad; o mal; y por más tumbos que ha dado, lo único que ha podido transformarlo y hacerlo levantar ha sido reconocer que, a pesar de lo humano, cuando puedes despojarte de egos y temores; y aceptar que El se quien guie tu vida y te entregues de forma confiada. Eso es lo difícil. Creer cuando no puedes ver el final; creer cuando no tienes el control; creer cuando tu vida ya no está en manos de la capacidad humana; creer cuando piensas que toda esperanza no dependen de ti; creer cuando todo parece imposible y que nada puedes hacer porque todo está en otra manos que no son las tuyas. Solo Dios puede sanar y curar a quien las manos humanas no pueden salvar; Él puede ofrecerle la fuerza que requiere a quien necesita enfrentar sus propios demonios. Solo El puede...