“Los hábitos tienen la particularidad de que nos catapultan o nos sepultan. Isaías 57:8,9 revela: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos… Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos… Cada estrella en el firmamento nos invita a escalar por todo lo alto el origen de lo creado, orar pidiendo y no ser como niños, cual preguntón inquieto, nos reduce a simples limosneros. ¿Tienes el hábito de pedir o de meditar en su palabra, cuando oras? No pierdas la increíble oportunidad de acceder al lugar donde las cosas “son” antes de ser manifiestas, el taller de las ideas divinas, allí el tiempo no es oro, ¡es riqueza!”. (Cosme).
Parte de lo que ayudará a seguir fortaleciendo tu fe, se obtiene en el día a día. En la manera que asumimos las cosas y en la forma en que vamos viendo desde el corazón lo que Dios nos va regalando desde su amor. Creamos sin esperar, solamente dejar que nuestra fe siga haciéndonos caminar con optimismo y esperanza. Con certeza y seguridad de que Él es quien lleva el timón de nuestra vidas.