Deseo compartir este mensaje que me envió alguien muy querido. A veces lo más difícil es aceptar que necesitamos algo o alguien para no debernos en el camino. Para enfrentar fuertes dolencias imprímelas físicas o emocionales, nunca podremos hacerlo sino es a través de la fe y de la presencia en nosotros de algo más fuerte que aquello que enfrentamos e incluso que nuestras propias debilidades. Pero para todo ello, lo primero, es aceptar que necesitamos hacerlo, sea en lo que sea que estemos trabajando o contra lo que de nuestra personalidad o situación debamos mejorar; lo único que puede ser permanente es el convencimiento de que el amor, la misericordia y la compasión de Dios; pueden trabajar en cada uno de nosotros. Le dije a este persona que no hay mayor precio que pudiera regalarse, que el estar fuerte por la gracia de Jesús y que pudiera sentir paz y alegría desde el alma, que solo la brinda quien te saca de cualquier oscuridad o estando en la luz despierta los ojos de tu corazón para que no sigas perdiéndote lo hermoso que ha estado delante de ti.