Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

lunes, 23 de abril de 2018

Una OMSA de corrupción


Una vez más, el pueblo dominicano se ha tenido que enterar que las alarmas que estaban supuestas para estar alertar y evitar o prevenir que dentro de una institución pública se estuviere cometiendo irregularidades y actos de corrupción.

Otra vez, el pueblo dominicano ha tenido que enterarse por un hecho previo y de crimen, que en una institución pública se había estado haciendo maniobras fraudulentas en contra del erario. En este aspecto, nos referimos al caso de la OMSA y el abogado y catedrático, Yuniol Ramírez.

Con las informaciones ofrecidas de la auditoría realizada por la Cámara de Cuentas, en la que se determinó que cerca de tres mil millones fueron distraídos o mal manejados en los últimos años, sin que la misma institución ya mencionada; o Compras y Contrataciones; o la Contraloría; pudiesen haberse percatado o llevaran a cabo al alguna medida o acción para evitar, primero, los actos dolosos que se estaban cometiendo en perjuicio del Estado Dominicano; o segundo lugar, la planificación y posterior asesinato del abogado ya señalado más arriba.

No es la primera vez que un hecho de crimen destapa todo un entramado de impunidad y corrupción. Eso lo vimos, en la OISOE y la pérdida de otra vida, del ingeniero que desesperado por las deudas y el engaño de quienes desde dentro de la misma institución pública tenían un entramado de mafia y engañaban a profesionales que recibían por concurso y con poca disponibilidad económica, se aprovechaban para timarlo. A pesar de todo lo sucedido, solamente se cortó la soga por lo más delgado y aun andan, con el expediente formalizado por la Procuraduría Especializada Contra la Corrupción (Pepca), los grandes implicados en el ese expediente.

A todo esto, viendo el caso de la OMSA, las cosas tienen mayor explicación sobre la trama que se urdió para asesinar al abogado Yuniol Ramírez, en el mes de octubre pasado. Efectivamente, éste tenía las mismas informaciones que acaba de dar a conocer la Cámara de Cuentas, que busca como Pilatos lavarse las manos y era del ambiente de desorden y componenda administrativa que había a lo interno de dicha dependencia estatal. Hay más que un móvil para su muerte.

Recuerdo que hace cerca de dos años, que los periodistas le preguntaron en Palacio, al Presidente de la República, sobre el fenómeno de la corrupción, a propósito de la entrevista ofrecida por aquel embajador Brewster, que había hecho fuertes pronunciamientos contra el gobierno actual. La respuesta del mandatario en esa oportunidad, que lo hizo de forma poco peculiar en él, porque fue de manera iracunda y enojada, respondió: “¿Cuál corrupción? ¿Quiero que me muestren dónde está la corrupción, que sean específicos?”. Parece que el destino o la mano divina, le ha mostrado al Presidente en estos dos años, que si quería pruebas y actos, ha habido por doquier.

Aquello fue como una sentencia, porque a raíz de eso, comenzaron a caer casos sonoros y difíciles para el gobierno, como el de Corde, el CEA, ya estaba OISOE; pero sin ofrecerse determinación y el que abordamos, la OMSA. Esto parecía como una profecía, ante una aseveración que le faltaba respuesta a una pregunta que ha pesado haberla pronunciado.

Hoy día, siguen los casos conociéndose con la connotación de corrupción estatal y sigue reafirmando que este sistema sigue siendo impune ante ese fenómeno, y por eso siguen las instituciones en su mayoría perdiendo credibilidad y confianza.

Es por todo lo ya señalado, que ahora tenemos una OMSA, con mucho peso, llena de corrupción y se requiere que el Ministerio Público investigue a fondo, las otras implicaciones que pueden derivar de la auditoría ya mencionada y que fue la misma causa que dio al traste con el crimen contra un abogado y catedrático.

Ahora bien, tengan por seguro, que lo de la institución ya mencionada, no debe ser la única que esté en esas condiciones. Ojalá y no se espere un nuevo suicidio o crimen, Dios no lo quiera, para seguir destapando escándalos o para poner candado antes que sigan robando, ¡perdón!, antes que intenten hacerlo.