"No hay cosa tan formidable como el gozo de Dios llenando el corazón humano, él es la sazón de una vida que encuentra su propósito en el terreno donde otros han sufrido, desmayado y desertado. Porque el gozo es la dinamita que levanta bandera de victoria y anticipa fiesta, engrosando el alma para cumplir los objetivos más difíciles. El gozo hace resistencia al desánimo, a la frustración y a la desesperanza. El gozo se alimenta de la fe y la presencia de Dios, absorbe esa fortaleza inexplicable que desborda la copa de nuestro entendimiento. No depende de las circunstancias, sino que crea una atmósfera que se adueña de ellas". (Cosme).
En Isaías hay una parte en el 14:11 que inicia: “No temas, que Yo estoy contigo y te daré fuerzas...”. A veces solamente nos ciframos en lo que somos capaces de crear o de enfrentar nosotros mismos, olvidando que tenemos a alguien que puede llevar toda carga por nosotros. Cuando podemos darnos cuenta desde nuestro interior cuando nos podemos convencer de que lo tenemos a Él para evitar desfallecer en el intento de cualquier reto o batalla; cuando podemos sentir que no estamos a solas y que por grande que sea lo que ayer nos atormentaba hoy nos resulta posible atravesar, todo porque hemos entregado en sus manos aquello que antes solamente nos cargaba el espíritu y el pensamiento. No hay mayor gozo que sentirse acompañado y amado por Dios. Nada contra ti.
No estás caminando solo. Él todo lo ve y te cuida de todo mal.