“Supéralo y reinicia tu mejor mañana con osadía, en realidad nadie comienza desde cero, la experiencia es el valor agregado que coloca más “ceros” en el lado correcto. Eres más que tu dolor y tus triunfos, ninguno es válido sin ti. Eres más que la suma de lo que has hecho mal o bien, ¡significas más de lo que sabes y vales más de lo que te resta por vivir!”. (Cosme).
Hay veces que simplemente debes dejarte llevar porque hay tantas cosas alrededor de las cuales simplemente te van cargando el día o el momento y es preferible irse a Dios que tomar decisiones o asumir posiciones que lo único que hacen es hundirnos más o contribuir con el momento. El poder que tenemos sobre nosotros mismos, lo bueno o malo, dependerá cómo lo podamos asumir o interpretar o caminar. Si seguimos decidiendo que nosotros solamente podemos hacerlo sin su presencia, el resultado será siempre el mismo y al final nos responderemos: “que no terminamos de aprender, porque repetimos”. Sin embargo, cuando todo lo permitimos que sea su obra y que Él nos ayude a llevar eso que parece de sencillo que se ha ido sumando y ya parece una bola de nieve, solamente dejando en sus manos y entregándolo a Él desde el corazón puede darnos verdadera libertad, lo demás, simplemente, es pasajero y no brinda tranquilidad.
Nada humano está por encima de Dios, recuérdalo.
La ley de los hombres no es la de Dios, el camino de los hombres parece recto pero son caminos de perdición. Queremos acomodar las cosas, pero las endereza. Por eso una vez Jesús le dijo una vez: “A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. A. la ley que nos debemos es la del Todopoderoso.