“La claridad de pensamiento es hermana de la certeza y prima de la visión. Se espera de nosotros que tengamos objetividad y enfoque en nuestro caminar, y si es necesario desmontarnos, ajustar el lente y recalcular la ruta, para abandonar o corregir una ruta que puede sacarnos del camino. Apocalipsis 3:15 dice “y unge tus ojos con colirio, para que veas”, el consejo de Jesús es el colirio para un mundo que perdió el rumbo, se avergüenza de preguntar y no se devuelve porque “aparentar” estar correcto luce más real, que reconocer, reorientarse y reiniciar. La oscuridad refinada nunca podrá ser luz, la mala compañía nunca terminará bien y la luna aún cubierta de nubes, sigue siendo luna. ¡Ver es comprender, remover el velo y tocar el cielo!”. (Cosme).
A veces deseamos crear una realidad de lo que no es y queremos obviar la fuerza y el entusiasmo que solamente lo podemos encontrar para enfrentar todo en la presencia del Todopoderoso. A veces caminamos sin luz fina y queremos seguir insistiendo en algo que no podemos dominar y creemos que sí, pero luego se complica más de lo debido y aún así, no buscamos la mano orientadora y fuerte de nuestra mejor guardián, que no nos falta en ofrecernos la mejor señal de su camino y no perdernos en lo claro.