Hay situaciones en tu vida que no puedes controlar y que necesariamente debes enfrentar con paciencia y sabiduría hasta que esas mismas cosas cambien o hasta que Él decida con su voluntad entender que tomen otro giro y desea que aprendas el para qué, si ese mismo que tantas veces hemos mencionado, sin embargo, si lo piensas y miras te darás cuenta que es así. La única forma de hacerlo es haciéndote acompañar de Él y que puedes enfrentar toda guerra, obstáculo, lucha o gran prueba que puedas estar siendo contra ti mismo o contra otras cosas. La única paz que puedes recibir en momentos de angustia y tormentas, es teniendo la oración como arma y cobija.
Le decía a alguien ayer, que para nada se puede criticar quien cae en fuerte depresión, porque su lucha contra sus pensamientos o lo que químicamente ya produce su cerebro ha dominado todo, hasta su fe. Bien lo dijo Jesús. “Estén atentos, por el mal no descansa”. Eso nos obliga a no cesar en nuestro día a día en seguir dentro de su camino, si le damos una sola oportunidad a las tentaciones del mal que entran en nosotros, es suficiente para debilitar todo lo que somos. Solo estará junto a Él nos ayudará este día. El de mañana aún no ha llegado.
"El hombre más sobresaliente de la humanidad, Jesús, le tomaba la delantera al día, doblegaba su cuerpo y muy de madrugada salía a buscar el poder del Padre por medio de la oración; así sus manos estaban llenas de milagros para dar a las multitudes. Antes de llenar tu agenda, llena tu alma, renueva tu mente, recárgate de aquello que vas a vaciar en otros. ¡Disciplina, enfoque y dedicación traen a Dios a tu campo de acción!”.