"En Romanos 15 San Pablo inicia diciendo "Nosotros los que sí sabemos lo que Dios quiere, no debemos pensar sólo en lo que es bueno para nosotros mismos. Más bien, debemos ayudar a los que todavía no tienen esa seguridad”. La historia de la humanidad registra que muchos son los que han creído que el bien es superior al mal, afecta a nuestros enemigos, acaricia a nuestros amigos, bendice a quienes sólo pueden recibirlo de nosotros y como dijo Platón, buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro. El bien no deja a nadie fuera en este caminar. Hoy en día, donde hacer el bien es una actividad comercial, recuerdo las palabras de Martí, “es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos". (Cosme).
Uno de los peores sentimientos del ser humano es el egoísmo y la envidia. Esos que no nos permiten pensar en el bien común o en el de otras personas, porque llegamos a pensar que el mundo solo gira en torno nosotros. Cuando comienzas a ver a Dios desde tu corazón y todo lo que dicen las Escrituras te das cuenta que lo que Él busca en cada uno de nosotros es un bien mayor en favor de los demás. Cuando logramos también pensar en favor de los demás, nuestro espíritu se vuelve más grande y más cerca de la voluntad del Altísimo.
No creas que eres el único y qué hay quienes están en peores situaciones que tú. Miras más allá de tus temores y problemas y detente un momento a observar quiénes siguen sonriendo a pesar de lo que enfrentan.