Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte.
Desde 2 de Junio de 2024.

martes, 12 de diciembre de 2017

Gratitud eterna

“Ningún legado es tan rico como la honestidad”.

Hace más de diez años escribí un artículo titulado: “Gracias papi”, en el mismo agradecía al Todopoderoso por el padre que me había dado y a la vez, la conducta que él, a través de su vida en ese momento había mantenido. Esto fue lo motivación principal. Pasado todo este tiempo, y viendo lo que hoy padecemos como sociedad y el entorno en el que debemos movernos como ciudadanos, debo seguir ratificando lo expresado hace más de una década.

Hoy todo aquel que haya salido de un hogar lleno de decencia, primara la responsabilidad, la honestidad y la sinceridad, tiene que sentirse como todo un desadaptado ante lo que hoy se padece, en un entorno social dominado por el tigueraje y el desorden. Es como si en las calles lo que prima es la idea de que no hay temor a la sanción ni a las consecuencias. En donde la palabra autoridad no es la que prima, sino el del más fuerte o quien maneje mayor relación con algún poder.

El artículo que he mencionado más arriba, indica lo siguiente:

“La sociedad dominicana luego de la guerra del 1965 fue diseñada para conformar todo lo contrario a los ideales patrios y valores que surgieron de aquella gesta patriótica que tuvo su germen por el deseo de algunos de desconocer el derecho de la mayoría del pueblo dominicano en haber elegido al Presidente de la República, el Profesor Juan Bosch y el desconocer la Constitución de 1963”. Asimismo de evitar que los valores, ejemplos e ideales de los hombres y mujeres que se destacaron de forma concreta o anónima no calara en las masas del pueblo dominicano y que sus memorias y participaciones no fueran un Norte a seguir, sino lo que hoy vemos, que el principio sea que todo el mundo acepte vivir bajo el desorden, la falta de autoridad, que no se inculquen los valores patrios, que se envíe el mensaje de que todo el mundo tiene un precio y un puesto, tenga coherencia en lo que a la honestidad, seriedad, responsabilidad y concepción ideológica se refiere. En fin que cada hombre y mujer dirija su vida de forma tal que no sea capaz de ser ejemplo para sus propios hijos y seres queridos”.

“Se ha ido creando el mensaje equivocado en nuestro entorno social de que los hombres y mujeres serios, responsables y honestos, son tontos y estúpidos, porque no aprovechan la oportunidad que les brinda la vida desde un puesto público o privado para hacerse de “dinero mal habido”, ya fuere robándolo o lavándolo, utilizando testaferros, entre otras modalidades; o aquel hombre o mujer que siendo o estando en la actividad política, no sea capaz de aprovechar un cargo o dirección del partido o del poder, para enriquecerse, o beneficiar a otros, o que no se dedique al clientelismo y utilice los recursos del cargo, ya fuere en los Ayuntamientos, el Congreso, la Junta , la Liga Municipal , o desde el Palacio”.

“Con este panorama hemos querido plantear que es lo que se desea vender a la gran mayoría y es lo que muchos ven y expresan o piensan que “en este país no vale la pena ir contra la corriente”. “Sin embargo, gracias al Todopoderoso porque al menos hoy nosotros, podamos decir que vivimos cada día que pasa lleno de orgullo por tener el padre que nos brindó.” “Ha sido un hombre que se ha distinguido por condiciones de un gran ser humano, con amplia sensibilidad, ha demostrado en hechos que ha llevado el concepto de la solidaridad a su más amplia expresión, esto quiere decir que no ha visto al momento en defender los derechos de un hombre o una mujer, ni el color, ni su clase social, ni su posición política y mucho menos su credo religioso, sólo el elemento de que eran personas que, por ejemplo, durante los doce años y en otras oportunidades, estuvieran sufriendo del régimen del Dr. Balaguer y que eran perseguidos políticos”. “O el caso de los haitianos, cuando tuvo que denunciar e incluso escribir libros sobre cómo eran traídos hace veinte o treinta años para el tiro y corte de la caña y como eran tratados en los ingenios del CEA que no se correspondía con un trato justo ni digno”.

“Así también, como nuestro hogar fue utilizado como refugio de muchos perseguidos políticos dominicanos y extranjeros y en nuestra casa eran acogidos atendiendo al aspecto solidario de la causa de estas personas”.

“En fin, en unos y otros lo que se mostraba era el apoyo desinteresado de quien siempre ha mantenido su forma de pensar y su manera de vida, sin doblegarse por intereses económicos, políticos y sociales”.

“Debemos tanto quien escribe, como mis hermanos, dar gracias a Dios todos los días por habernos permitido ser sangre de a quien muchos conocen como Ramón Antonio Veras (Negro), y que nosotros simplemente le llamamos, papi o papapa”.

“El reconocimiento a nuestro padre, como defensor de los derechos humanos, es sólo uno de los aspectos y virtudes que adornan su persona, ya que ese mismo camino y sendero lo ha sido como hombre, profesional del Derecho, como padre, abuelo y como esposo y compañero de quien en vida fue nuestra madre, Carmen Teresa Rodríguez”.

“Es cierto que como humano tiene sus defectos, sin embargo sus virtudes, no marcadas en palabras, sino en hechos y en realidades, muchas de las cuales han sido públicas, sobrepasan las primeras”.

“Qué bueno es poder decir a boca llena en una sociedad como la nuestra, donde se pretende meter a todo el mundo en un mismo saco, mansos y cimarrones, o sea, que da lo mismo un hombre honesto que el sinvergüenza, el rastrero que el responsable, el coherente que al veleta, que no dignifica su posición como profesional, como empresario, como político, como funcionario ni como padre de familia, por la misma razón de ser de la descomposición a la que está sometida la sociedad”.


Tal como lo hice en aquella oportunidad en el año 2006, agradezco y agradeceré eternamente, a mi padre por comportarse con cualidades extraordinarias como ser humano de bien, un gran profesional y un mejor dominicano. El que hasta ahora no haya tenido que claudicar en sus principios que lo vieron nacer, por encima de todo lo que en la vida se le presentó y que todo ello haya podido transmitirlo a cada uno de nosotros y a los que hoy son sus nietos y nietas.