"¿Estás mirando un problema en cada situación o un desafío en cada circunstancia? Algunos vemos llegar al enemigo en llamas justo cuando todo parece colapsar, otros entienden que su crisis propicia el momento perfecto y la condición estratégica para recibir un gran milagro, sin embargo, en la escala divina, esto va más allá. ¿Por qué no lo ves como la gran oportunidad de Dios acercarse a ti, cambiar y bendecir tu vida mientras Él ajusta tus circunstancias? ¡Un día tendrá que ser! El objetivo primario del Padre no son tus problemas, siempre lo será tu alma. ¡No hay dudas de que Dios se preocupa de nosotros, pero ante todo ya se ocupó de darte su vida y quiere salvar la tuya! ¿Puede ser hoy?".(Cosme).
Hemos aprendido que existen personas que prefieren verse como víctimas o venderse así. Buscan llamar la atención con lástima o quejándose o haciendo creer que sus problemas son los mayores. Otros son fuertes, pero viven ya maldiciendo tanto que se olvidaron que existe la fuerza divina. Ambos, ya no temen ni creen en Dios ni los hombres, su día a día se ha convertido en algo tedioso y en vez de ver esperanza y una oportunidad de conocer mejor a Dios o de ver su fuerza, se alejan y se vuelven una piedra en el zapato para si mismos y los demás. Es como el Evangelio de hoy con la parábola de la viuda el juez incrédulo e injusto. La viuda es el pueblo que ha perdido las toda fe y se deja castigar por un sancionador injusto pero no se revela ni tiene corazón para descubrir al Todopoderoso. El juez que no teme a nada, sigue igual. Entonces, el mal no cambiará dentro de ti si tú no decides hacer algo por ti y darte esa oportunidad. Asume tus dificultades con fervor pero lleno de optimismo y ve en la crisis oportunidades y no el final del mundo. No permitas que la maledicencia siga triunfando sobre tu espíritu y como ese pueblo deja solo de pedir y quejarte, comienza a cambiar tu y verás cómo todo a tu alrededor lo hará. Que tus manías o malas costumbres no te alejen o sigan alejando de la fuerza de la fe, sino que te acerquen y te convenzan de que no vas a solas. Pero ese cambio es para iniciarlo y luchar con el mismo, día a día, no hay agenda ni fecha que postergar. Él no se hace esperar.