Dicen que en lo simple y sencillo, no hay esclavitud. A veces olvidamos que para que pueda ser posible la presencia divina en cada uno de nosotros, debe estar ausente el temor y la angustia. Porque cuando es así, solamente podemos ser capaces de ver desesperación y todo lo que eres o tienes, es negativo.
Hay quienes irremediablemente su forma de ser, no les permite ver gracia, porque solamente aúnan esfuerzos para la desgracia o la desdicha. Son de los que piensan que Dios está obligado sonreírles, pero no se preguntan asimismo, ¿qué hago desde dentro para no vivir dudando o llamando a mi camino, la desdicha?.
Hay quienes solamente saben vivir, desde su peor pensamiento. Quien no cree merecer lo mejor, no lo tendrá y mucho menos quien viva engendrando dudas puede ver las promesas hechas realidad de Dios, porque están siempre en quejas o exigiendo a Dios porque nunca hay conformidad ni agradecimiento.