Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte.
Desde 2 de Junio de 2024.

martes, 15 de agosto de 2017

Reflexión del Día

A diario encontramos razones para creer. Para un hijo de Dios, vivir implica superarse, nada que ver con subsistir, aunque no es tan fácil como decirlo. Creer entonces puede doler, y mucho; implica colocar a Dios en cada ecuación de nuestra existencia convulsa, así como en nuestras felices incidencias. ¡Dios primero! Creerle exige validar Su Palabra. Al hacerlo, nuestra alma se ensancha para alcanzar aquello que sólo en Dios obtendremos, pero que no se limita a logros, pues creyendo es como confirmamos nuestra relación muy por encima de cada petición. Sin embargo, lo mejor ocurre en cada acto de fe, porque creerle es conocerle, allí reorientamos el norte hacia el dador y no hacia las dádivas, buscamos su rostro, no sus manos, su presencia, ¡no su providencia!.

Agradecido por haber recibido y ser bendecido ayer con el pan nuestro a propósito de la reflexión de ayer. Viendo y analizando la de hoy, me evoca recordar a propósito del Padre Nuestro, cuando expresa: "que se haga tu voluntad en la Tierra como en el cielo". Es uno de las partes en que a nuestro modo de ver, se dice y se indica hacia tener fe hacia Él.

Vivo convencido que creer es un acto difícil para el ser humano. Es fácil dejar de hacerlo y quejarte hoy porque no te fue bien en tu negocio o tu plan o perdiste algo o alguien. Siempre queremos recibir lo que deseamos para saciarnos, pero olvidamos que hay un tipo de regalo que recibe quien cree, su gracia y más aun su bendición y presencia, todo esto te brinda las fuerzas y sostén para soportar todo lo que de forma usual no lo haríamos. Es lo que nos hace vencedores ante batallas que no ganaríamos de forma normal. Es cuando podemos sonreír desde el corazón, aun estando atravesando por el peor se los momentos o levantarte luego de haber caído y hacerlo con esperanza y determinación. ¿Por qué? Simple, crees sin esperar. Dejas todo en sus manos, cuando ya lo has intentado y confías en que lo que su voluntad te brinde, sera el maná que necesitas para ese momento. Depende de ti cómo lo asumes y con ello sigues o te alejas. Bendiciones a cada corazón que recibe este mensaje.