Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte.
Desde 2 de Junio de 2024.

lunes, 21 de agosto de 2017

Abogados y abogados

Hace unos buenos años que escribimos el artículo que a seguidas citamos y exponemos, con el mismo título que este encabeza. A groso modo, el mismo expresaba lo siguiente:

"Desde que estábamos en las aulas universitarias estudiando la carrera de derecho teníamos clara la posición, de que el ejercicio de la profesión estaba muy ligado con la posición que se asumía en la vida y de la forma de pensar del individuo. Ahora bien, no obstante esa manera de proceder particular esto no es la posición del principio de todo abogado, la cual resultar ser “que todo cliente necesita ser asistido por un abogado y éste a su vez está en la obligación de asistirlo”, algo parecido al juramento hipocrático del médico, claro está guardando toda la distancia entre una y otra”.

“Ahora bien, siempre hemos entendido que la anterior premisa o principio no es del todo cierta ni absoluta, por ejemplo, el abogado o abogada que se dedica a ejercer la profesión, hace de esto su vida, entendemos que este puede acoger para su defensa todo tipo de casos o expedientes, sin importar el tipo de delito o problema envuelto, sólo tomando como norte que esa persona necesita de un apoderado legal. Sin embargo, entendemos que si es criticable y reprochable y no debe ser visto de la misma forma, aquellos profesionales del derecho que ejercen su oficio ligado y relacionado con la política, asumiendo posiciones críticas a nivel social o económico y estableciendo argumentos cargado de valores morales, ya que este hombre o mujer está creando ante la opinión pública, ante organismos e instituciones públicas o privadas, en fin ante la sociedad misma. Quien asume posiciones de cualquier índole y lo liga con su profesión no tiene justificación alguna de tomar todo tipo de casos y más de aquellos que van en contra de sus propias posiciones asumidas ante la sociedad”.

“Todo aquel que ejerce la profesión de abogado, tiene derecho a defender a quien desee, pero si al margen de su ejercicio se dedica a crear opinión tiene que estar consciente de que su oficio debe verse reducido y no asumir doble moral o posiciones contradictorias con lo que dice y con lo que hace. Hemos visto abogados y abogadas que no transigen con sus principios y forma de pensar y de ver la vida, ante lo mercurial y no es que no practiquen ni lleven a cabo su profesión sino que su ejercicio debe ser coherente y vinculado a lo que clama porque de lo contrario usted no sería más que un charlatán, oportunista, trepador y arribista, que aprovechando una posición y el apoyo de una parte de la sociedad por las opiniones y posiciones que emite pretende abstraerse de esto y también dedicarse a defender las lacras sociales como mansos corderos, bajo el principio del derecho de defensa, sabiendo usted como defensor que es culpable, se contradice con sus posiciones críticas, políticas, o institucionales”.

“No es pecaminoso ejercer la profesión conforme su criterio del ejercicio, pero de ahí a querer usted como abogado o abogada, pintarse o tener un lustro de criterio contrario o de asumir posiciones críticas, es mucho el trecho. Los que pretenden desde un partido político, de la sociedad civil o cualquier otro ámbito social y críticas en contra de los fenómenos sociales, como el narcotráfico y la corrupción pública o privada o emitir juicios en contra de hechos que van en contra de la mayoría, no pueden luego aparecer portando sus togas defendiendo los derechos de un violador o supuesto violador de estos renglones”.

“Muchos de los profesores de los cuales tuve el honor de recibir docencia en la universidad eran, y son en su mayoría, profesionales del derecho dedicados exclusivamente a ejercer su profesión de abogados, sin posiciones políticas partidistas o de crear opiniones. Cuando han asumido la defensa de una persona en cualquier atribución, sea civil, comercial, tierras, penal o laboral, lo han hecho tomando en consideración el criterio legal estrictamente y muy apegados a los principios”.

“Existen abogados que dignifican la toga ya sea con su ejercicio y su vida ejemplar y esos merecen ser ejemplo de los que se inician en esta difícil profesión”.

“La sociedad dominicana está llena de abogados y abogadas, pero está ávida de profesionales del derecho, no sólo con la calidad académica, sino que asuman actitudes más acorde con los valores morales y éticos”.

Esto indicado más arriba, se los hemos indicado cuando hemos impartido docencia y a los que ejercen junto con nosotros, de que las principales herramientas de un abogado, fuera del interés de capacitarse, es su responsabilidad, disciplina, organización, y evidentemente, un criterio alto de los mejores valores. Hoy más que nunca, esta sociedad está requiriendo de un tipo de profesional, no solamente del derecho, que vaya más acorde a la decencia. al respeto y un ser humano más íntegro y coherente.