"Todo lo que comenzó, bien o mal, tuvo un principio. En el libro de Job, vemos con aliento el sabio consejo de nunca menospreciar los principios pequeños, dice :“Aunque tu principio haya sido insignificante, con todo, tu final aumentará sobremanera”. Esforzarse y creer contra pronósticos es la primera razón para obtener grandes recompensas; nada terminará bien sin al menos comenzar, debes primero emprender la marcha para poder entrar al camino que Dios te ha invitado a proseguir. Comenzar significa romper la barrera de la inercia, ingresar a la comunidad de los atrevidos y barrer con el temor. Todos, grandes o pequeños, novatos o veteranos, experimentamos la misma cantidad de temor, la diferencia la hacen quienes por fe ven el final desde el principio y le sonríen". (Cosme).
Nada en la vida por lo que tienes un sueño, meta o pasión; se logra sin pasar por grandes retos. Si no pierdes tu fe, Él te acompaña desde el primer paso que das para conseguir lo anhelado. La única manera en que puedes ser luz para ti mismo y otros es no desistiendo ante los obstáculos que encontremos. Cada dificultad supone un peldaño más cerca a lo deseado. Lo obtenido no solo se aprecia por lo que has conseguido sino por el camino que recorriste, que apreciaste y hoy puedes utilizarlo a tu favor. Esos vericuetos encontrados en tu camino, Él sabe y te ha mostrado que si alejas tus pensamientos negativos y malas actitudes y desesperación ante cada golpe; siempre tendrás su presencia y por eso que como se dice: "El sabe las cargas que cada quien puede soportar"; ¿y por qué lo dice? Precisamente porque te conoce mejor que nadie. Y sabe que si mantienes esa fe y fuerza amparada en Él, nada, nada, podrá contigo. Nada te faltará ni te impedirá lograr lo que iniciaste.