En estos días le decía a una persona que más fácil había sacado de mi corazón a quienes me hicieron daño, que olvidar todo aquello fue una experiencia en la que pudimos aprender a: luchar; no rendirnos; ser agradecido; no olvidar ser solidario; fortaleza; crecer esperanza; no debilitar mi fe; entre otros.
De nada te vale con quedarte con las secuelas del dolor, cual sea, en tu vida. Lo que debes es aprender a vivir a pesar de ello, pero superándolo. No seas esclavo de aquellos sentimientos y personas que con sus acciones te mantienen siendo prisionero. Aprende a ser libre y fuerte desde dentro para no quedarte estancado.