Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Sociedad enferma?


No bien la sociedad dominicana no se repone emocionalmente de la noticia que a inicios del mes pasado, salió a relucir, sobre el asesinato salvaje y horrendo, así como el enterarse de la relación que sostenía el párroco de Villa Mella, Elvin Taveras, con un menor edad y ex monaguillo de la iglesia a la que pertenecía el primero.

Este hecho tenía una serie de elementos que salieron a relucir, como: el menor supuestamente chantajeaba al cura y llegó a pagar la cantidad de RD$150,000.00 mil. Incluso se indica que el móvil o lo que rebosó la copa para que el párroco llevara a cabo el crimen, fue precisamente la exigencia de más dinero, ya que en caso de que no lo hiciere, enviaría todas las fotos y videos de ambos sosteniendo relaciones sexuales. La forma en que se realizó el crimen mismo, es otro elemento, que cuando se conoció, la pregunta era: ¿Cómo era posible que una persona ligada desde su corazón a brindar la palabra de Dios, pudiera ser capaz de llegar a realizar un acto de esta naturaleza y acabar con la vida de un joven? Otra era: ¿Cómo era posible que los padres no supieran nada de lo que ocurría ni percatarse del dinero que manejaba este joven?

Muchas de las respuestas, tienen que ver que con la forma en que hoy vemos que se encuentran muchos de nuestros jóvenes que no pueden ser criados ni educados por sus padres. O son guiados en un hogar donde solamente la madre está a cargo del mismo. O la madre o ambos padres trabajan y deben dejar sus hijos con algún familiar que no le pueden dar el mismo seguimiento pero lo peor, no puede brindarle el parámetro o modelo, que solamente lo brindan los padres.

No bien, no se acababa de asimilar todo esto, cuando se conoce de la desaparición en inicio, de la también menor, Emely Peguero, quien luego de varios días de búsqueda, y ante maniobras extrañas; diversas versiones dadas, tanto por el menor como por la madre; luego de la forma en que se presentaron ambos ante las cámaras y hasta rogaban para que Emely apareciera, cuando ya sabían que estaba muerta y de la medida de coerción impuesta al novio de la misma; se ha conocido por su propia confesión, que mató la menor y la metió en una maleta.

En este hecho tan horrendo, con tanta frialdad y perversidad, con la que actuaron los actores que intervinieron, que hasta abogados de forma clara y pública sugerían a sus representados que importante resultaba que el cuerpo no apareciera, ¡cuánto sadismo!

A todo lo indicado, los hechos hasta ahora muestran que la madre del imputado, Marlin Martínez, estuvo encubriendo y haciendo el papel de cómplice y de obstrucción a la justicia, buscando dizque haciendo un papel de tutora resposable, dizque protegiendo a su hijo, tomando pruebas y al parecer disponiendo del poder político e influencia que tiene por el mismo en San Francisco de Macorís. Una de las respuestas que expresó, fue: “que ella hizo todo lo que haría una madre”.

Viendo esas últimas declaraciones, siempre recuerdo algo que siempre nos decía nuestro padre, cuando expresaba lo siguiente: “soy su padre, los amo y quiero, tenemos la misma sangre, pero nunca esperen que sea cómplice de ustedes en cosas mal hechas e incorrectas. No esperen que me ponga la toga para defenderlos por acciones hechas contra la ley”.

Con esto, mis hermanos y quien escribe, estábamos conscientes que no podíamos contar con él en caso que nos dedicáramos a realizar hechos ilegales y sinvergüencerías. Al contrario, recuerdo, una ocasión que a nuestro hermano, Ho-chi, estudiando en el Iberia, le pusieron de castigo por ofender y faltarle el respeto a un profesor, cuando nuestro padre se enteró, al otro día, encima del castigo de la escuela, pidió permiso al director de entonces, Don Víctor Martínez, para ir acompañado de Ho-chi, curso por curso, explicando el hecho y pidiendo excusa al profesor contra quien se había cometido la falta. Esto nos ratificó a todos, primero el respeto hacia los mayores y segundo, a nuestros maestros.
Viendo estos hechos acaecidos y mencionados más arriba, y otros que siguen siendo una constante, nos muestran el deterioro que nos muestra una sociedad que está siendo carcomida como un cuerpo en descomposición y requiere ser intervenido por quienes se pueden condoler con lo que está pasando, que en este caso es lo mejor de este pueblo.

Qué gran error comete un padre cuando no asume sus responsabilidades frente a sus hijos. Cuando deja de ser modelo y guía de lo correcto por sus vástagos. Cuando piensa que proteger a un hijo significa hacerse cómplice del mismo o apoyarle sus vagabunderías o graves faltas. Cuando utiliza el poder que sea, para cubrir o tapar la gravedad de sus descendientes.

Cuando dejamos de ser el parámetro de lo correcto para convertirnos en un pícaro, corrupto o sinvergüenza más. Las respuestas o consecuencias que la vida nos ofrecerá, muchas no se verán en el ahora, pero tarde o temprano eso, siempre nos pesará. Los padres no debemos olvidar que al asumir esa calidad, somos responsables de ellos en lo que necesiten, sin que esto implique que tengamos que tomar decisiones que vayan en contra de la moral, ética y buen proceder.

La sociedad que hoy tenemos, se encuentra enferma y necesita que cada uno reflexione sobre lo que realmente deseamos para quienes dependen de nuestro accionar y estar conscientes, que lo que hagamos o dejemos de hacer en lo individual, afecta o incide en lo colectivo. No pensemos que hay hechos que no llegarán a nuestro hogar. No seamos indiferentes.

Hoy requerimos como nación, que los principales entes sociales, familia, escuela, poder político y económico, medios e iglesia; hagan su trabajo, pero aprendiendo de los errores en los métodos de lo que se ha hecho en el pasado, cambiar los paradigmas que hoy padecemos y que no han dado resultado o que han permitido que se pierdan lo que se había logrado y que han determinado todos los números que estadísticamente tenemos de manera deshonrosa, en ámbitos como: niñas embarazadas, violencia, delincuencia, crímenes, abortos, entre otros. Debemos reconocer para mejorar, que somos una sociedad enferma y requiere atención de todos.