Desde que se pone el Sol hasta que dormitan las estrellas, la cuidadosa mirada del altísimo sobre ti no reposa. Dios te colocó en su corazón, tus debilidades son su reto, tus fortalezas, su honra. A su lado nuestras perspectivas leudan el interior de nuestro magnetismo, aun cuando este mundo avanza a galope despeinando las cortinas de una revelación con un innovador descubrimiento informático; Dios sujeta las riendas de cada vector, materia, espacio, tiempo y energía, al paso de su voluntad. Su ritmo baila el tango que sus palabras cantan, atrayéndonos a la pista de la danza perfecta con nuestro creador. Tu éxito de mañana es la música que practicaste hoy, tu fe de hoy es el éxito abrazado en la oración de esta mañana. ¡Cree y ve mas lejos!. (Cosme).
Vivimos convencido de que la fe se construye día a día. Es bajo el crisol fe la batalla que podemos saber qué tan fuerte o débil podemos ser ante las grandes pruebas que nos pueden afectar. Debemos cada mañana fortalecernos con el mejor alimento para no irnos en ayunas, es orando, poniéndonos en contacto con Él, es una forma de saber que no comenzamos alejándonos de su entorno y que nuestro corazón está sintonizado.
Debemos ir más lejos cada amanecer en fortalecer nuestra fe, porque no sabemos cuando ni donde tendremos de frente a quienes buscan debilitar lo que hemos construido desde el espíritu. La fe que camina es en el fragor de la batalla que se hace fuerte y se prueba si estamos diciendo si a su presencia o estamos siendo soberbios o ciegos ante lo que hemos recibido de la gracia de Dios.