Producción

Una producción de Lucía Medina para Al final de la Tarde con Jordi.
Programa Nominado a Premios Gardo 2020, en Actualidad, Región Norte

miércoles, 19 de julio de 2017

Reflexión del Día

"Nuestro Dios es un Dios creador, dinámico, extraordinario, omnipotente, Él siempre comienza por el final, todo lo que hace es perfecto, es Alfa y Omega, tiene control de sus diseños, de sus tiempos, de los espacios, de lo visible y lo invisible, de lo tangible y lo intangible, sostiene con sus dedos los puntos cardinales de la Tierra, con su mirada arropa el eje del universo, y tiene contados tus cabellos como tus latidos. ¡Él es el autor y consumador de nuestra fe! Nada puedes darle que no te haya provisto antes, excepto tu obediencia y tu alabanza. ¡No dudes que serás bendecido con más para ir “hacia lo mejor”, para vivir y amar mejor! ¡Pero ante todo para ser definitivamente mejor!". (Cosme).

Recordando la vida del profeta Moisés, se da uno cuenta que a veces uno dice cuando las cosas se ponen difíciles que Dios nos ha dado la espalda, alegando esto porque dejamos la responsabilidad hasta de nuestra propia fe, al mismo Dios, sabiendo nosotros que quienes debemos alimentarla, fortalecerla, y hacerla parte de tu vida.

El profeta le fue encomendada una gran tarea, liberar su pueblo; sacarlo de Egipto; llevarlos a la Tierra Prometida por Dios; hacer que los hebreos volvieran a creer o hicieran más fuerte la fe inculcada por Abraham. ¿Y a quién le dieron esa tarea? A un hebreo que se había criado bajo la cultura y educación egipcia. Fue desde el mismo corazón del reino egipcio que salió el Libertador del pueblo hebreo. Cuando ves esa historia, te preguntas: ¿quién lo hubiese dicho? ¿Quién lo hubiese podido hacer? ¿Quién hubiere divido el mar Rojo? ¿Quién hubiese logrado tales tareas sin una fuerza extraordinaria?

Nada humano, sin embargo, para Él, nada es imposible y corrige y pone lo que para el ser humano fue el final, lo coloca como el comienzo. Eres tú que debe preguntarte, por qué abandono a Dios, día a día, cuando hacemos de nuestra vida una rutina sin sentido ni causa por la qué luchar. Vamos a solas y vivimos renegándolo cuando las cosas se pone difíciles. Aprendamos a saber lo que es tener fe y cómo cultivarla.