"Dios entrena sus mejores líderes en el desierto, allí les seduce y les habla al corazón. Dice el Señor en Oseas 2:14 ... Y le hablaré tiernamente. No hay fuerza más imponente que la de la ternura. Esa que habla libremente en la más profunda intimidad y quebranta el yo. La voz de Dios es la tinta con que el alma humana escribe los argumentos de la fe. Quien tiene fe, es porque le ha escuchado atentamente, en la quietud de la reflexión.
Aquellos que han estado con Dios no hablan de sí mismos y quienes caminan con Él no van a la par con todos. No escuchan palabras sino corazones, no atienden razones, sino necesidades, no buscan entender, sino comprender, no son amados pero saben amar a todos como son". (Cosme).
A veces lo que un ser humano busca es ser escuchado, que al hacerlo se haga desde el corazón y lleno de comprensión. A veces hay quienes no se dan siquiera esa libertad de permitirme ser. A veces no se dan si quiera un momento para reflexionar. Hay personas que conviven pero no viven, más tienen tiempo para otros y otras cosas, que a ser escuchados mutuamente, solo se comunican para nocomunicarse porque entonces lo hacen temiendo fuera la ternura y la muestra de que así como con Dios, debe haber un tiempo para todo, pero hay quienes no se permiten eso ni se lo dan a otros para ese espacio. Quién tiene el momento o le ofrece ese lapso a Dios para vaciar su corazón día a día? Sin embargo, si dedican tiempo a otras cosas, personas y situaciones para llenarse su espíritu y no para que esto produzca satisfacción y mucho menos gozo. A veces debemos detenernos y vernos desde adentro hacia afuera para saber cómo vamos. Para darnos cuenta qué nos saca de casillas y quién, es posible que aquello que rechazamos es parte de lo que debemos ver en nosotros mismos. Cuida que la lucha diaria no robe tu paz y lo mejor que eres y tienes en tu corazón.