Esperanza no es estar convencidos de que todo saldrá bien, es firme certidumbre de que de alguna manera lo que hemos estado viviendo tiene sentido y propósito porque Dios, nuestro pastor, está a cargo de nuestras vidas y tiene la potestad sobre nuestro destino.
No hay despropósito ni siquiera en aparentes errores. Por tanto, descarta toda ansiedad residente en el alma, antes que nos preocupemos nuestro Padre nos entregó preciosas y magníficas promesas que superan nuestras expectativas. Ahora nuestra responsabilidad es "aceptar" el cuidado divino en cada reto y cada crisis. Hoy llena tu interior de la luz de la verdad divina, cree y entonces espera lo mejor de Dios.
"Nada extraordinario ocurrirá en tu vida si no sucede primeramente en tu corazón".(Cosme). A veces uno piensa que en una determinada experiencia o momento ha sido o fue tu peor situación, y es posible que haya sido un forma de enseñanza para que pudieras formar tu temple y tenacidad para enfrentar otras cosas de mayor envergadura que en el momento no podemos ver pero que pueden darse en un momento dado.
Para lo incierto como lo que ya sabes, asumir la no esperanza y la angustia, es como caminar sin fuerzas, sin armas, sin fortaleza, sin guía, ni orientación y sin nada de expectativas que tener para seguir viviendo. No hay motivación parecida que aquella que produce cuando la misma la tienes basada en tu fe y la que has labrado en la batalla y lo que has aprendido y se queda contigo que nadie te puede quitar y que agradeces a Dios por esa gracia, por eso recibido.
A veces hay quienes te preguntan sobre como estás de salud y de algo que has sobrepasado. Quizás no saben que en ese momento estás pasando por caminos mas difíciles, no te corresponde juzgar el por qué estás atravesando nueva vez por esas pruebas, eso no te hace fuerte sino que debilita tu espíritu. Nada será fácil para quien mantiene las esperanzas, pero recuerda quien siempre te ha sabido dar apoyo, es de ti que sigue dependiendo mantener la luz y la presencia del Todopoderoso en tu corazón.