El miedo es tu sombra en la carrera a un logro, el punto de partida de quien tiene la conciencia correcta. Los insensatos ni los arrogantes sienten miedo, toda decisión se enfrenta a ese primer gran gigante. Hay tipos de fobias como tareas por realizar, pero existe una piedra bíblica poderosa como una espada que dice “el perfecto amor echa fuera el temor”; si amas a alguien, o anhelas algo con todo tu ser, te retarás, transpirarás y triunfarás. El temor se derrite cual cera cuando el fuego de la decisión quema al fantasma de la parálisis y desenmascara la suposición. ¡Un reto puede asumirlo cualquiera, pero pasará a ser “tu victoria” cuando dejes de ver tus obstáculos como piedras del camino y las uses para derribar a Goliat!. (Cosme).
Todos en algún momento o a cada situación que debe imponerse una decisión o dar el paso; hemos sentido miedo. Cuando esto ocurre, ese pasa a ser muestro omnipotente; se convierte en quien decide por nosotros; es aquello que define por momentos o por tiempos largos, nuestras vidas y el camino que debemos tomar. En fin, a pesar de que nos hace infelices, no nos aventura a salir de nuestra zona de conformidad y pensamos que es lo correcto y es lo que nos impide el tomar riesgo porque estamos dentro del ámbito de nuestros dominios.
No es extraño sentir el pavor, lo peor es cuando lo hacemos parte de nosotros y le damos la fuerza para dominarnos. Hay quienes nunca se deciden a retar y caminar un poco más y son los que temiendo todo en si mismos, son de los que ven desde afuera, como otros llevan a cabo los mismos sueños que ellos no se atreven a realizar. A veces dejamos que la fe salga por una ventana trasera como si hubiera que tener vergüenza de creer en Él y le abrimos las puertas de par en par, al temor y hasta le ofrecemos una silla para que permanezca en nosotros. No es ser alocado en decisiones, sino confiar en tu instinto y la fe que te ha mostrado de lo que eres capaz cuando quien toma el espacio fe tu corazón, es el amor de Dios y te brindará la confianza que una vez perdiste cuando olvidaste que el valor no es la ausencia de miedo, sino que a pesar del mismo, no vives con el mismo, y sigues adelante con todo y las piedras que te has puesto o las circunstancias que ye ofrecen pavor te colocan o la envidia y el egoísmo lo buscan hacer para que tú no sigas adelante en tus sueños y aquellas cosas que te apasionan.
No es valiente quien no teme, sino que ha decidido enfrentarlo y le ha dado a Dios el control de lo que no puede dominar para que actúe a través de sus acciones. No hay motivación mayor cuando hoy estás haciendo lo que ayer era un simple anhelo y hoy puedes decir lo intenté y aprendí, o lo sigo intentando y hoy estoy haciendo lo que amo, y lo que aprendo día a día, es la sabiduría de como vencer obstáculos mayores en mi vida y no permitirme ser un frustrado o quien vive lleno de males porque deje de darle el lugar que Dios merecía en mi. Aleja de ti el que cuando estás bien, desees estar mal. Nada te hace avanzar cuando tú eres quien pones las mismas piedras para evitar salir ni dejas que otros a tu lado avance, te conviertes en parte de los obstáculos que los emprendedores deben sobrepasar. Se mejor ese instrumento de Dios que permite verlo a través de ti. Feliz día.