La impaciencia generalmente nos lleva a autoconvencernos de que el tiempo se detuvo, que Dios se tarda, a no notar cambios, pero eso es en realidad el resultante de la frialdad de un ojo estático espiritualmente, cubierto con el párpado de las apariencias.
Desde la ventana de un avión, viajando a 30 mil pies de altura y a 800 kilómetros por hora, vemos un ala flotando, prácticamente inmóvil, pero nada es más irreal.
Dijo Salomón “como se forman los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios"."Tu percepción de la realidad, guarda profundas distancias con la realidad misma, cual puntos equidistantes, nunca se encontrarán a menos que comprendas el modus operandi de Dios. Pocas cosas son como parecen pero Dios siempre es fiel". (Cosme).
Convencido estoy que el ser humano tiende a vivir en la duda, no en duda, sino en ella. Es difícil de convencer de que algo que no puede ver con tus ojos será y es real. Que aquello que puedes percibir es lo que miras desde el corazón y no solamente desde tu mente.
Aquello que te permite confiar y esperar convencido, es fe. Aquello que no te permite esperar sin pruebas ni cambios, es ciencia y hasta logicidad humana. Pero es que Dios no actúa bajo el criterio y mandato humano. Si fuese así, todo cuanto realice un fanático o alguien que ha querido imponer su creencia de Dios acorde a la suya es lo real. Sin embargo, el Todopoderoso trasciende al control y hegemonía humana. Por eso te pide que lo veas desde adentro, dónde puedes encontrar esa fuerza que en tiempos difíciles te haga seguir adelante y te diga que no estás solo y que no pierdas las esperanzas.
Que Él sabe el cuándo y el cómo y que esperes esa promesa que te ha hecho, será cumplida en ti, por encima de toda incredulidad y escepticismo. De toda imposición o indiferencia. De toda maldad o perversidad. Solamente aprende a esperar con fe, aquello que no ves, será capaz de pasar de lo imposible a lo real. No por magia, sino por amor y misericordia de lo divino. Que tengan excelente inicio de semana y El sea quien nos conduzca y proteja en la misma. En tu confío, Señor.
